lunes, 14 de febrero de 2011

La evaluación centrada en el proceso, un reto a lograr.



Si de la evaluación hacemos un ejercicio continuo, no hay razón para el fracaso, pues siempre llegaremos a tiempo para actuar e intervenir inteligentemente en el momento oportuno, cuando el sujeto necesita nuestra orientación y nuestra ayuda para evitar que cualquier fallo detectado se convierta en definitivo.”
Juan Manuel Álvarez
La siguiente reflexión pretende determinar los obstáculos y dificultades a superar para realizar una evaluación centrada en el proceso, tomando en cuenta mis retos y metas.
El contexto en el que desarrollo mi evaluación y la forma en que la realizo serán mi punto de partida ya que estos elementos y factores son los que favorecen o en su caso, obstaculizan el proceso de la enseñanza y el aprendizaje.
En el artículo publicado con anterioridad, hacia referencia a que en mi forma de evaluar predomina la metodología conductista, en donde las evaluaciones sumativas, evaluaciones según criterio y la secuencialidad son la norma.
Dentro de los elementos y factores que condicionan, a mi entender, el contexto de mi práctica educativa cabe mencionar:
  • Los que tienen que ver con mis estudiantes: las carreras que cursan cada uno, los niveles de aprendizaje y conocimiento adquiridos hasta ese momento y las situaciones sociales y culturales en las cuales están inmersos, intereses, motivación, expectativas.
  • Los aspectos que tienen que ver con la institución: las políticas educativas, el curriculum, los programas de las asignaturas, espacios físicos, equipos y recursos.
  • Finalmente los aspectos que tienen que ver conmigo como docente: mis conocimientos sobre evaluación, mis experiencias previas, mis creencias, metodología empleada, enfoque pedagógico predominante, tiempo empleado en el diseño de instrumentos de evaluación y luego en la corrección y retroalimentación de resultados.
Es primordial que la reflexión sobre mi práctica educativa me conduzca a ponerle mayor atención a aspectos importantes del proceso formativo además del contenido. Es cierto que no se puede rechazar el aprendizaje de contenidos porque son necesarios para articular el pensamiento, para adaptarse a la realidad y para poder manejarla; ahora bien, limitarnos a la evaluación de conocimientos supone un reduccionismo. Error en el cual caemos con mucha frecuencia.
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De acuerdo a Lourdes Villardón Gallego en el documento, Evaluación del aprendizaje para promover el desarrollo de competencias, 'La concepción de competencia como resultado de aprendizaje tiene una serie de implicaciones para la evaluación. En primer lugar, la competencia supone la adquisición de conocimientos, habilidades y actitudes. Por tanto, la evaluación debe evaluar los tres tipos de adquisiciones'. Entonces, he de considerar otra serie logros en el proceso evaluador: actitudes, destrezas, hábitos, valores.
El objetivo fundamental ha de ser la mejora de la evaluación de los aprendizajes, incorporando a mi planificación los principios que favorezcan una evaluación ajustada a los objetivos formativos y que favorezca el aprendizaje, lo que implica:
  • Utilizar estrategias que permitan al estudiante reconocerse como agente activo en su propia evaluación, aprenda a evaluar sus propias acciones y aprendizajes, utilice técnicas de auto-evaluación y sea capaz de transferirlas en diversidad de situaciones y contextos.
  • Considerar la evaluación de aspectos actitudinales que puedan estimular al estudiante para que logre desarrollar una motivación adecuada hacia los objetivos de aprendizaje.
  • Substituir el concepto de momento por el de continuidad. Ofrecer al estudiante información previa sobre el sistema de evaluación (técnicas, criterios, momento...), información durante el proceso con relación a las actividades de aprendizaje (resultados de las actividades, aspectos a mejorar, progreso, etc.) y al final del proceso (resultados de las evaluaciones parciales y finales) para que el estudiante conozca el nivel de logro alcanzado en los resultados de aprendizaje esperados.
  • Asumir y llevar a término las técnicas de diseño, aprovechamiento, interpretación y utilización de auto-evaluaciones y co-evaluaciones.
  • Tomar en cuenta no solamente los procesos formalizados de enseñanza-aprendizaje, sino todas aquellas situaciones que favorecen la formación, ya estén planificadas o no. Estar abierta a lo imprevisto, a objetivos no planeados y a mejoras surgidas en el proceso.
Para alcanzar lo propuesto, confieso que debo iniciar y mantener un proceso sistemático de capacitación, investigación, reflexión, auto-evaluación y contacto con otras experiencias evaluativas y que mis acciones sean por convencimiento propio.

martes, 1 de febrero de 2011

Mi perspectiva pedagógica

Trataré en esta oportunidad de identificar mis perspectivas pedagógicas, basándome en los planteamientos de Rafael Flórez Ocho en el documento "Evaluación Pedagógica y Cognición" y por su puesto mi prática educativa. Esta reflexión permitirá evidenciar qué enfoque evaluativo o teoría pedagógica predomina en mi práctica docente.
En lo que respecta al proceso enseñanza -aprendizaje me considero cognitivo-constructivista, en el sentido de que la metodología empleada y actividades desarrolladas buscan retar la capacidad de razonar del estudiante, a fin de que logre un cambio conceptual o un nuevo nivel de compresión de los temas. De la misma manera, hago énfasis en la elaboración de proyectos y solución de problemas, metodologías que se adaptan muy bien a las asignaturas que imparto sobre introducción a la programación de computadoras.
Por otro lado, en
lo referente a la evaluación, considero que soy conductista, pues se pretende que los estudiantes sigan cierta secuencialidad y demuestren eficiencia en el manejo de los conocimientos de un nivel para pasar al siguiente. Evaluaciones según criterio y evaluaciones sumativas, son empleadas en mi práctica evaluativa.


Volveré a mis reflexiones (ver mapa conceptual anexo) sobre evaluación de aprendizajes y tomaré en cuenta que para mi la evaluación ideal es aquella que se realice de forma consciente y honesta por parte del alumno y que se tome en cuenta no solo para "medir" sino para re-tomar acciones, para responder a las siguientes interrogantes:
¿Qué dificultades impiden llegar al proceso de evaluación ideal?
Considero que este proceso es 50-50, responsabilidad tanto del docente como del estudiante, por tanto cada uno debe aportar su parte. El estudiante por su parte debe evitar la falta de honradez en relación con la labor académica, la falsa representación y/o copia. El profesor por su parte debe analizar los resultados de la evaluación, no solo de manera grupal, sino individual y tomar acciones correctivas, siempre que el caso lo amerite.
¿Por qué mis estudiantes no ven en el proceso evaluativo una oportunidad para su aprendizaje?
El prejuicio, las experiencias con profesores y sistemas evaluativos previos condicionan a algunos estudiantes, los cuales consideran la evaluación como una vía para obtener determinada calificación y nada más. De otro lado esta lo imperfecto de nuestras evaluaciones, las cuales adolecen de imperfecciones en el diseño del instrumento, o en la forma de evaluar ciertos contenidos, o el tiempo destinado para su realización.
¿Por qué los resultados de las evaluaciones no reflejan lo que pienso que han aprendido mis estudiantes?
Esta es una situación que realmente nos lleva a cuestionarnos, y me parece que nos ha pasado a todos, de buenas a primeras tenemos un grupo que demuestra dominar ciertos temas y llega el momento de la evaluación y los resultados nos sorprenden. En mi caso al indagar, y omitiendo las responsabilidades de preparación por parte del estudiante, en lo que a mi respecta llego a la conclusión de que debí redactar de forma mas clara lo que le pedía al estudiante. Es por esto que el diseño de un instrumento de evaluación debe hacerse sin prisas, leyendo detenidamente cada punto a evaluar.